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Los Caballeros de la Quema y la noche que Joaquín Sabina los llevó de recorrida por Fechoría y Pachá Los Caballeros de la Quema y la noche que Joaquín Sabina los llevó de recorrida por Fechoría y Pachá

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Los Caballeros de la Quema y la noche que Joaquín Sabina los llevó de recorrida por Fechoría y Pachá

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Cuando uno revisa el rock argentino de la década del 90, sin duda alguna reparar en la irrupción de Los Caballeros de la Quema, la legendaria banda del Oeste bonaerense, resulta inevitable.

Iván Noble, quien al principio fue el baterista y luego abandonó los palillos para tomar la voz de mando con su particular impronta, caracterizó al grupo a través de sus letras: la poesía urbana, con una marcada influencia de Joaquín Sabina a flor de piel.

En total fueron seis discos los que grabaron hasta su separación, poco tiempo después de la muerte de uno de sus integrantes, Ariel “Garfield” Caldara, quien siempre ofició como gran mediador en la intimidad del grupo, entre sus tires y aflojes internos.

Tras 15 años de parate, el regreso se produjo en 2017 en el Estadio Único de Plata, supuestamente “por única vez”. Aunque la realidad terminó por ser otra: se volvieron a ver las caras una y otra vez más.

Incluso, dentro de este revival de canciones, pero ya con sus músicos maduros -la mayoría son padres y uno de sus integrantes, el guitarrista Pablo Guerra, es abuelo- se avecina una celebración de suma importancia: regresar el 22 de junio al estadio Obras Sanitarias para celebrar los 25 años de aquel primer histórico concierto que ofrecieron dentro del Templo del Rock.

Patricio Castillo, Carlos Arín, Iván Noble, Martín Méndez y Pablo Guerra: cinco de los integrantes actuales de Los Caballeros de la Quema. Foto: Fernando de la Orden

Un escenario mítico

Al encuentro con Clarín llegan tres de los integrantes históricos: el cantante Iván Noble, su ex compañero de la carrera de Sociología, el guitarrista Martín Méndez, y Pablo Guerra, quien fundó Los Piojos y luego pasó a tocar la guitarra en Los Caballeros, apenas en sus inicios.

Los pocillos de café van y vienen. Es media tarde en la zona de Núñez, en un bar contiguo al mítico Obras, donde tocarán en vivo el mes que viene.

“Es un lugar simbólico para nuestra historia. Al Luna Park, nunca pudimos porque estaba cerrado. Y vino la pandemia, entonces hicimos un streaming en el Café Tortoni. Aquí es como volver adonde hicimos nuestra fiesta de egresados”, resume Noble, el último de los tres en sumarse a la entrevista.

Guerra, Méndez y Noble, de Los Caballeros de la Quema, en una visita al estadio Obras. Foto: Fernando de la Orden

A su vez, Méndez aporta su lectura al respecto: “En la memoria, Obras fue donde se sentó la resistencia colectiva del rock y cultural. Aquí fuimos parte de las voces de esa época”.

Aunque vale recalcar que volvieron a pisar el suelo del emblemático estadio alguna que otra vez, pese a no volver a tocar juntos dentro del recinto. Iván, por ejemplo, dice: “Vine hace poco a ver a Divididos. Creo que no lo pisaba desde vez que tocamos nosotros. Suena bien. No es frío. Es legendario. Y ves bien de todos lados”.

Claro que más allá de todo lo que señalan los músicos, existe una diferencia abismal: pasaron dos décadas y media de aquella vez sobre el escenario de Obras, su público de entonces creció y ellos también son hombres adultos. Este tema lo resalta Pablo Guerra.

“La lógica es que nuestro público es contemporáneo a nosotros. Al no haber estado 20 años en actividad juntos, es una lógica que exista un recambio de público. Muchos padres traen a sus hijos de la mano a nuestros shows. Estamos sorprendidos y agradecidos de no haber quedado en el olvido”, dice, sonríe, y continúa clarificando:

Los Caballeros de la Quema, formación actual completa: Carlos Arin, Iván Noble, Javier «Nene» Cavo, Martín Méndez, Pablo Guerra y Patricio «Pato» Castillo. Foto de prensa gentileza Tute Lacroix.

“Somos la música que escuchaban sus viejos. Yo pensaba en las bandas contemporáneas: Las Pastillas del Abuelo, El Bordo… todos nos venían a ver porque eran chicos cuando fue nuestro apogeo”.

Una reunión que sigue

Este reencuentro que comenzó a repetirse, los tres afirman que se dio con naturalidad, sin forzarlo.

“Estamos en un nuevo proceso, el principio del proceso. Nos mostramos pedacitos de canciones. Con ese tema me sucede algo ambivalente. Necesito la espontaneidad. Lo nuestro hoy por hoy es encontrarnos y compartir un show”, relata Noble.

Los Caballeros de la Quema en 2017, cuando hicieron su gran regreso, primero en un show sorpresa en The Roxy. Foto prensa Ciudad de Buenos Aires

Pero no termina allí: “Yo tengo un proyecto solista, pero esto es volver a una comunidad musical. Cuando sos solista, sos amo y señor de lo que ocurre, no existe la demencia de banda. En mi caso, es volver a descansar en ciertos aspectos y consensuar acuerdos. Somos equipo”.

Pese al gran momento que atraviesan tanto desde lo humano como lo musical, los músicos consideran que los tramos malos del ayer no fueron tan extremos. De lo contrario no hubieran cicatrizado heridas viejas.

“A ver, en realidad tocamos de soporte de AC/DC y ya estábamos en crisis. Existían tensiones entre nosotros”, plantea Méndez.

A lo que Iván adhiere lo siguiente: “Cuando se termina sin piñas y sin abogados, siempre es solucionable, tarde o temprano. De hecho, fue una superación muy larga. Se nos hizo complicado sacar los piojos del paso del tiempo. En estos últimos cuatro años, y con toda la experiencia de cada uno con sus proyectos propios, pude confirmar que somos mejor banda que antes”.

El rock de los años ’90

Los años ’90 y el agite en tiempos del menemismo eran una constante en el ambiente del rock. Y Los Caballeros de la Quema no circulaba por afuera de todo el contexto.

El regreso formal de Los Caballeros de la Quema en 2017 en el estadio Unico, donde repasaron viejos clásicos. Foto: SEPIA FOTOAGENCIA

“Esos años fueron un caldo de cultivo de un movimiento artístico del cual la música fue la punta del iceberg. Tiempos de teatritos, cine independiente, el programa Cha Cha cha. Las épocas ásperas se combaten con arte y nosotros fuimos cronistas de todo eso. Hubo mucho descuido hacia a los artistas. Sin embargo, resistimos”, añade Noble.

Y sigue: “Los años ’80 fueron Soda, Virus, Sumo. En los ’90, a diferencia, fue lo mismo escenario y público, estallando todo con Cromañón. Pasó que los jóvenes se identificaban con el escenario y al final terminábamos siendo todo lo mismo: gente y artistas”.

A sus palabras, Guerra aporta su granito de arena: “El escenario era de todos, es cierto. Excedía lo musical. Fue la rabia de los años ’90”.

El compromiso de la banda con los derechos humanos e incluso marcando posición ideológica tanto en homenajes a Madres como Abuelas de Plaza de Mayo no fue tema menor para ellos.

Martín Méndez en el regreso de Los Caballeros la Quema en el Estadio Unico dentro del festival Provincia Emergente. Foto: Martin Bonetto

“Varias bandas de esa generación fuimos conscientes de la tradición de ideas. Nosotros visibilizábamos. No es que teníamos discurso en nuestras letras, sino posición tomada. Por eso tocamos en la Carpa Blanca de los docentes, para la Correpi, para Madres y Abuelas”, asevera Noble.

Méndez recuerda otras acciones de aquella época: “Ante conflictos de la época, allí estábamos. Por ejemplo, sucedía lo del gatillo fácil. Incluso una vez terminamos tocando en un local del Partido Obrero en el barrio de Saavedra. ¡Me acuerdo que nos tiraron huevos! ¡Y que Jorge Altamira dijo que la URSS no se disolvía y a la semana cayó el comunismo!”, rememora de manera graciosa y los tres lanzan carcajadas, al unísono.

Una noche con Joaquín Sabina

En este repaso del primer período del conjunto, Joaquín Sabina es palabra mayor. Y es Iván Noble quien detalla la relación con el español.

“Él nos eligió como teloneros por ser artistas del sello. Yo ya lo escuchaba y me parecía que era uno de los mejores compositores en castellano. Una vez le llevan varios discos de grupos y eligió el primero nuestro. Veníamos de tocar en un lugar chico como La Luna. ¡No nos conocía nadie! ¡Y él salió a presentarnos en Ferro ante diez mil personas!”.

Joaquín Sabina tuvo un hermoso gesto con Los Caballeros de la Quema. No sólo los eligió como teloneros, sino que salió él mismo a presentarlos ante 10.000 personas.

Asimismo, Guerra conserva otra reminiscencia de esa noche larga, posterior a telonear a Sabina. “Después fuimos a Pepe Fechoría a cenar y después al boliche Pachá que, con nos nuestra pinta, si íbamos solos, fija que nos rebotaban. Acto seguida, estábamos saludando a Beatriz Salomón. Era todo así. O bien de pronto en una fiesta estábamos con Symns y el Mono Burgos. Tiempos de mucha calle”.

El recuerdo de Alejandro Sokol

La muerte de colegas, incluso de uno de sus integrantes, signaron parte del trayecto de vida musical de Los Caballeros de la Quema.

Tanto el deceso de «Garfield» Caldara como el fallecimiento de Alejandro Sokol, un amigo demasiado crucial en la historia del conjunto nacido en Morón, no pasan inadvertidas.

“Habíamos tocado en un festival en el interior, estuvimos con Garfield allí, y al año siguiente regresamos con disco nuevo. Y pese a lo hermoso que era el encuentro, allí sentimos demasiado el vació de nuestro compañero que partió. Estábamos muy tristes. Además, él siempre fue un engranaje fundamental en la interrelación nuestra”, enfatiza Méndez.

Alejandro «El Bocha» Sokol. Los Caballeros de la Quema tienen un buen recuerdo hacia él.

No solo ese hecho los marcó a fuego: la pérdida de Alejandro Sokol, por entonces cantante de Las Pelotas, también fue un balde de agua fría, aunque Noble apela a los mejores recuerdos.

“Nuestro sonidista era de Hurlingham y solía traerlo a los ensayos. Ha cantado con nosotros en espacios como La Fuente de Hurlingham. Venía siempre solo, con las letras sabidas”, recalca el cantante.

Y después desliza un dato no menor: “Las Pelotas fueron padrinos nuestros. Ellos nos permitieron cruzar la General Paz. El Bocha Sokol y Germán Daffunchio siempre fueron tipos muy generosos, nos trajeron de teloneros a Capital Federal”.

Los Caballeros de la Quema en su histórico show del Luna Park. Foto de prensa gentileza Tute Lacroix.

Luego de pensar un instante y beber el último sorbo de su café, Noble retoma acerca de la imagen que conserva de Sokol: “Era un divino total. Zapábamos y él tocaba la batería. Yo le decía Monzón (Carlos), por su rostro achatado. Y él me respondía poniéndose en guardia como si fuera un boxeador de verdad. Fue una pérdida importante la suya”.

Pablo Guerra, por su parte, remarca aún más la familiaridad que tuvieron con Las Pelotas: “¡Yo toqué seis meses con ellos! Es que tuve una banda con Gustavo Kupinsky, otro de nuestros amigos que falleció y que también tocó con ellos después de la separación de Los Piojos”.

Otros de los que partió a otro plano y que fue vital en el crecimiento como compositor en la carrera de Noble fue el periodista Enrique Symns, de cuya troupe formó parte el cantor dentro de la revista contracultural Cerdos & Peces.

“Nos dio una mano muy grossa. Me acuerdo que yo iba a comprar su revista a un kiosquito en la estación de Ituzaingó. Después, lo conocimos y venía a hacer monólogos a nuestros shows en Villa Gesell. Paraba en casa. ¡Iba con paraguas y sombrilla a la playa! ¡Qué personaje maravilloso! Gracias a él conocí a Tom Waits y mucha cultura rock”.

A su vez, el ex de Julieta Ortega destaca a otros personajes cercanos a ellos en aquellos tiempos. “Esos tipos como Symns eran la inteligencia de la época, al igual que Daniel Aráoz y Los Triciclosclos. Todo eso pasaba adentro de donde estábamos nosotros. Y afuera, lo que sintetizó Divididos con su disco La era de la boludez”, argumenta.

Las balas pican más cerca

Respecto a sus hijos y el rock que mamaron ellos, todos coinciden que los suyas crecieron, en cierta parte, con Los Caballeros de la Quema.

En el caso de Méndez, tiene hijos de 19 y 24 años, que “se han subido a escenarios con la banda”. El caso de Guerra es más amplio aún, pues cuenta hasta con un nieto.

Iván Noble en el Estadio Unico de 2017. Foto: Martin Bonetto

-Y vos, Iván, ¿qué le contás a tu hijo Benito acerca de aquellos años intensos?

-Benito era muy chiquito. Una vez lo llevé a MuchMusic y me regalaron un video, pero él no entendía nada. Hoy mi hijo tiene 18 y cuenta con una playlist; son otros tiempos. Igualmente, siempre sale el tema de los Los Caballeros de la Quema.

-Para finalizar, ¿cómo viven este presente a diferencia del pasado y a pocas semanas de un show importante dentro de su historia grupal?

Iván: -Hoy estamos más viejos. Ya no es salir a girar después de un show. Terminamos de tocar y nos volvemos con nuestros hijos a casa. O bien recurrimos al pastillero para calmar algún dolor físico. Hemos vivido mucho, intensamente.

Cuando las balas de la vida pican más cerca, uno frena y reflexiona. Han caído muchos compañeros a lo largo de estos años. Y para nosotros no es poca cosa juntarnos sin presión a tocar y pasarla bien. Lo que luego vaya sucediendo, saldrá solo. Ni nos proponemos un disco. Las cosas se dan solas. De eso se trata Los Caballeros de la Quema en esta etapa de nuestras vidas.

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