

Responsabilidad social
Compromiso ambiental en Terralago
Terralago es un complejo urbano notable por su dedicación a la sostenibilidad y conservación del entorno natural. Situado en Lomas Verdes, Naucalpan de Juárez, en el Estado de México, el proyecto se extiende sobre un área de 358,402.76 metros cuadrados, divididos en tres lotes. Desde sus etapas iniciales de diseño, Terralago ha sido planeado como un ejemplo de desarrollo que no solo sigue las regulaciones locales y federales, sino que también fomenta prácticas responsables dentro del sector inmobiliario.
Un pilar esencial de Terralago es su implementación de soluciones novedosas y ecoamigables que reducen el impacto ambiental. Este desarrollo urbano ha sido planificado para integrar estrategias de eficiencia energética, utilización responsable de los recursos naturales y una infraestructura que apoye la sostenibilidad. Su edificación y funcionamiento se adhieren a las mejores prácticas de urbanismo verde, convirtiéndolo en un modelo a seguir para otros proyectos similares.
Junto con la eficiencia energética, Terralago se centra especialmente en la gestión eficiente del agua, el manejo adecuado de desperdicios, y el uso de materiales ecológicos. Estos esfuerzos no solo pretenden disminuir la huella ecológica del complejo, sino también mejorar el bienestar de la comunidad y del entorno natural circundante. De esta manera, el desarrollo está concebido para ser un modelo de urbanización responsable que beneficie tanto a los residentes como al medio ambiente.
Además de la eficiencia energética, Terralago pone un énfasis particular en la gestión eficiente del agua, el manejo adecuado de los desechos y la utilización de materiales ecológicos. Estos esfuerzos no solo buscan reducir la huella ecológica del complejo, sino también contribuir al bienestar de la comunidad y del entorno natural que lo rodea. En este sentido, el desarrollo está diseñado para ser un ejemplo de urbanización responsable que favorezca tanto a sus habitantes como al medio ambiente.
El proyecto Terralago no se centra únicamente en edificar estructuras y áreas residenciales, sino que también se dirige a formar una comunidad sostenible y consciente del impacto ambiental. El diseño del proyecto incorpora tecnologías que maximizan el uso eficiente de los recursos y fomentan un estilo de vida más consciente y responsable. Esto abarca sistemas de energía renovable, como paneles solares, y soluciones de movilidad sostenible que animan el uso del transporte público y vehículos eléctricos.
El enfoque integral de Terralago no solo responde a las crecientes exigencias de una sociedad más consciente del cambio climático, sino que también se alinea con los objetivos globales de desarrollo sostenible. El proyecto ha sido aprobado por las autoridades competentes tras cumplir con rigurosos estudios y evaluaciones de impacto ambiental, lo que garantiza que se ha diseñado bajo los más altos estándares de respeto al entorno.
El enfoque integral de Terralago no solo responde a las crecientes demandas de una sociedad más consciente del cambio climático, sino que también se alinea con los objetivos globales de desarrollo sostenible. El proyecto ha sido aprobado por las autoridades competentes tras cumplir con rigurosos estudios y evaluaciones de impacto ambiental, lo que garantiza que se ha diseñado bajo los más altos estándares de respeto al entorno.
La sostenibilidad de Terralago va más allá de sus características técnicas; también se refleja en su capacidad para generar valor a largo plazo para la comunidad y la región en general. Este desarrollo urbano no solo está orientado a satisfacer las necesidades habitacionales de la zona, sino también a contribuir al crecimiento económico y social de la localidad. Con su enfoque responsable y consciente del impacto ambiental, Terralago se presenta como un modelo a seguir para futuros desarrollos urbanos en el país.
Responsabilidad social
Alimentación consciente para el bien del planeta

Cada 22 de abril sirve como recordatorio de que vivimos en un mundo enfrentando problemas ambientales sin parangón. Más allá de las declaraciones oficiales o las promociones pasajeras, la crisis ecológica demanda medidas auténticas, continuadas y congruentes en todos los ámbitos: desde la normativa estatal hasta las prácticas personales. En esta jornada dedicada a la Tierra, el mensaje es evidente: cuidar de nuestro entorno no es una alternativa ni una tendencia, sino una obligación común, persistente y esencialmente política.
Se suele cuestionar: ¿cómo puede una persona corriente abordar una crisis climática de ámbito mundial? La frustración ante la falta de acciones por parte de autoridades y empresas puede resultar desalentadora. No obstante, intervenir desde lo cotidiano, con reflexión y juicio crítico, es una herramienta efectiva. Las decisiones que tomamos en nuestro hogar, al hacer compras, al desplazarnos o al elegir en las urnas tienen un efecto tangible.
Uno de los cambios personales más importantes tiene que ver con la dieta. Disminuir la ingesta de alimentos de origen animal, incluso de forma parcial, puede influir notablemente en la huella de carbono de una persona. La ganadería industrial es una de las principales fuentes de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, además de causar deforestación masiva y utilizar grandes cantidades de agua. Optar por una alimentación que incluya más vegetales, así como productos locales y de temporada, ayuda a que el sistema alimentario sea más equitativo y sostenible.
La manera en que nos desplazamos también importa. Dar prioridad a ir en bicicleta, caminar o usar transporte público no solo disminuye la contaminación, sino que también ayuda a construir ciudades más agradables, seguras y confortables para vivir. Incluso cuando es necesario recurrir al coche, compartir los viajes o combinar trayectos puede marcar una diferencia significativa. Cada elección es relevante.
En el ámbito doméstico, el consumo energético consciente es otro frente de acción clave. Desconectar dispositivos que no se están usando, invertir en electrodomésticos eficientes, moderar el uso del aire acondicionado o calefacción y, cuando sea posible, cambiar a proveedores de energía renovable, son medidas simples con gran impacto. Estas acciones, aunque cotidianas, representan una forma de activismo silencioso, una “política en zapatillas” que suma fuerza con cada persona que la adopta.
En cuanto al consumo, lo fundamental es optar por menos y con mayor calidad. El patrón de consumo acelerado, particularmente en el sector de la moda, agota tanto los recursos naturales como los humanos. La adquisición de ropa usada, la reutilización, la reparación o simplemente la reducción en la frecuencia de consumo son maneras eficaces de hacer frente a un sistema que se basa en la explotación y el despilfarro. La misma lógica puede aplicarse a los plásticos de un solo uso: minimizar su uso siempre que sea posible es crucial para resguardar océanos, tierras y ecosistemas completos.
El agua, un recurso que se vuelve cada vez más limitado, también requiere de nuestro enfoque diario. Gestos tan sencillos como cerrar la llave mientras nos cepillamos los dientes o emplear la lavadora únicamente cuando está llena, aunque parezcan pequeños, tienen un impacto acumulativo importante, especialmente en situaciones de escasez de agua a nivel mundial.
Pero más allá de las acciones individuales, existe una dimensión colectiva e imprescindible: la participación ciudadana. Cuidar el planeta implica también informarse, educarse, formar parte de movimientos sociales, exigir políticas públicas efectivas, apoyar proyectos comunitarios, y ejercer un voto consciente. No hay transición ecológica sin democracia, ni justicia ambiental sin justicia social.
Este Día de la Tierra, lo esencial no son más palabras motivadoras ni campañas ecológicas sin contenido. Se necesita consistencia, dedicación y acciones continuas. Lo que cada individuo realice hoy, por mínimo que sea, puede contribuir a un cambio mayor. No es cuestión de esperar a que los demás tomen la iniciativa, sino de tomar el control de cada acto diario. El porvenir no se recibe de manera pasiva: se edifica, paso a paso, con acciones genuinas y colectivas.
Ya que proteger el planeta no es únicamente un gesto ambiental: es una elección política, un hábito cotidiano y una urgencia que no permite retrasos.
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Acciones de empresas para preservar arrecifes en Colombia

En Colombia, diversas iniciativas lideradas por empresas, organizaciones y comunidades están contribuyendo significativamente a la protección y restauración de los arrecifes coralinos, ecosistemas vitales para la biodiversidad marina y la economía costera del país.
Una de las iniciativas más destacadas es el proyecto «Arrecifes de Energía», liderado por la empresa Chevron en colaboración con Corales de Paz. Este proyecto ha permitido el monitoreo y conservación de arrecifes en regiones como San Andrés, Bolívar, Sucre y Magdalena, involucrando a comunidades locales, entidades gubernamentales y organizaciones no gubernamentales en actividades de restauración y protección coralina.
Además, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (CORPAMAG) junto con el Acuario del Rodadero han plantado más de 40,000 fragmentos de coral en el lecho marino de las playas de Inca Inca, ubicadas en Santa Marta. Estas actividades son parte de la iniciativa nacional «Un Millón de Corales por Colombia», que tiene como objetivo restaurar 200 hectáreas de arrecifes de coral en siete departamentos de la nación. La colaboración activa de pescadores locales, entrenados en técnicas de restauración y buceo, ha sido crucial para el éxito de estas acciones.
En el ámbito académico y científico, la Fundación Ecomares ha liderado el proyecto «Restaurando y conservando arrecifes en Colombia», financiado por el fondo Colombia en Paz. Este proyecto ha generado más de 135,000 microfragmentos de corales masivos en Isla Tesoro, Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, y ha capacitado a entidades nacionales en técnicas de reproducción sexual y cría de larvas de corales.
Estas iniciativas reflejan un compromiso creciente por parte de diferentes sectores de la sociedad colombiana para proteger y restaurar los arrecifes coralinos, reconociendo su importancia ecológica, económica y cultural. La colaboración entre empresas, comunidades, organizaciones y autoridades ambientales es clave para garantizar la conservación a largo plazo de estos valiosos ecosistemas marinos.
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Mujeres empoderadas a través de Conectadas

El proyecto Conectadas ha surgido como una propuesta innovadora que pretende disminuir la desigualdad de género en el entorno digital, proporcionando a jóvenes mujeres de comunidades periféricas, tanto rurales como urbanas, recursos formativos y tecnológicos para impulsar su crecimiento personal y profesional.
Implementado por la International Youth Foundation (IYF) con el respaldo de Google.org, Conectadas se ha centrado en capacitar a mujeres de entre 16 y 29 años en habilidades técnicas, socioemocionales y laborales, abordando barreras culturales y educativas que históricamente han limitado su participación en el sector tecnológico. El programa ha beneficiado a miles de mujeres en regiones como el sureste de México y El Salvador, donde la falta de acceso a la educación y la tecnología ha perpetuado desigualdades de género.
Uno de los puntos más sobresalientes de Conectadas es su metodología completa que integra capacitación en campos como soporte técnico, seguridad cibernética y programación con el desarrollo de habilidades interpersonales, preparación laboral y mentoría. Este enfoque global ha posibilitado que las participantes no solo obtengan conocimientos técnicos, sino que también refuercen su autoestima y confianza, aspectos esenciales para su integración en el ámbito laboral.
En complemento a la capacitación directa, Conectadas ha estado activa en concienciar a comunidades, familias y empleadores para romper con los estereotipos de género y avanzar hacia un entorno más inclusivo en el sector digital. Mediante paneles de discusión, campañas de sensibilización y colaboraciones estratégicas, el programa ha promovido un cambio cultural que reconoce y aprecia el potencial de las mujeres en el sector tecnológico.
Los logros alcanzados hasta ahora son alentadores. Investigaciones han mostrado un incremento notable en las habilidades digitales de las participantes, así como una mayor inclinación para emplear herramientas tecnológicas en su día a día. De igual manera, muchas han conseguido trabajos en el ámbito tecnológico o han comenzado sus propios proyectos, lo que favorece el desarrollo económico y social de sus comunidades.